Tras la crisis del siglo XIV, los linajes empezaron contra sí para conseguir el control de las actividades económicas, así construyeron sus viviendas fortificadas – las torres. También en el caso de los de Bengolea, se crearon el molino y la ferrería como símbolo de poder económico, la ermita como símbolo religioso y la torre como símbolo de control y protección.
Es un conjunto de estilo popular del siglo XVIII, administrado por Pedro Bernardo Villareal de Berriz, con una maquinaria de ingeniería hidráulica innovadora para su tiempo.
Cruzando en puente desde la ferrería nos encontramos el sendero del Lea y siguiendo hacia la derecha nos encontramos la torre, del siglo XVI y con el escudo de los Bengolea en su fachada.
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