Por tierra y mar… ese es el mensaje que Lea Artibai envía al mundo, el de una comarca pequeña, ligada a esta tierra y a este Mar Cantábrico que nos ha alimentado durante milenios.
Lekeitio, Ispaster, Mendexa, Amoroto, Gizaburuaga, Aulesti, Munitibar, Ondarroa, Berriatua, Markina-Xemein, Etxebarria y Ziortza- Bolibar. Son nombres que evocan mil sueños y mil maneras de vivir, todas ellas expresadas a través de su gente, su paisaje y sus pueblos.
Lea Artibai está formado por pequeños valles escondidos, donde el agua de los regatos ha trazado los senderos que te llevan inexorablemente al mar. Son costas esculpidas por las olas, que dibujan a su capricho playas, marismas y acantilados. Lea Artibai es la suma de puertos pesqueros, barrios de caseríos, manzanales y viñedos, vacas, ovejas pastando y huertas escondidas, tomates con el sabor especial del salitre, pescado fresco de altura… Lea Artibai es el ejemplo de la detención del tiempo, donde la tradición se mantiene en sus sabores.
Suena una sirena… es el pescado que ha llegado a puerto, marcando el latido del pueblo: hay que ir a descargar, a las conserveras, a las pescaderías…
La luna está en cuarto creciente… es día de podar los manzanos, plantar verduras o tal vez recoger setas.
Lea Artibai ha sabido conservar un legado cultural milenario que descubriremos recorriendo los cauces serenos de sus ríos, repletos de presas y puentes nostálgicos, paseando por sus playas arenosas, puertos pintorescos, acantilados y cumbres que mirar a un mar a veces sosegado y otras, enfurecido.
La gente de Lea Artibai sigue ligada a esa tierra y ese mar, que nos ofrece marmitako, verduras frescas, pescados del día, conservas, pasteles que cuentan una historia, vinos y sidras que ya viajaban hace siglos a ultramar… productos que se disfrutan en sus establecimientos, en la huella de sus paisajes, en su día a día, porque están presentes en nuestras vidas, inseparables de lo que somos y de lo que queremos compartir.
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