Si las piedras hablaran, nos contarían historias de antiguas casonas mezcladas con modestas casas de pescadores, palacios de señores y caseríos de labranza, iglesias y ermitas erigidas con el sudor de la fe, calles empedradas y restos de antiguas murallas que protegían las villas de los peligros que llegaban a través de los caminos. El mar, el monte y los ríos marcando los límites y nosotros modelando la naturaleza para poder habitar esta tierra que nos da la vida.