ISPASTER
BASERRI KM 0
Conoce este municipio de la costa bizkaina a través de un sendero cuyo trazado te envuelve en un paisaje rural con la arquitectura popular como gran protagonista.
Recorriéndolo descubrirás por qué a los caseríos que lo acompañan se les conoce como “los baserris km 0 de Euskadi”. Edificios antiguos con rotundas estructuras y unas características y grado de conservación difíciles de encontrar.
Estos 15,3 km de la ruta PR BI-145 muestran una sucesión de elementos patrimoniales de los que no puedes perderte detalle, y que a lo largo del recorrido van sumando fragmentos de nuestra historia y nuestras tradiciones.
Para recorrer y conocer los recursos turísticos más atractivos de la ruta Baserri km 0, te invitamos a que comiences en el núcleo urbano del municipio de Ispaster, en Elexalde.
Su plaza es el punto neurálgico de Ispaster. A ella acudía el vecindario para cerrar acuerdos comerciales, participar en las reuniones del ayuntamiento, asistir a los ritos católicos o, al igual que hoy en día, divertirse en fiestas y competiciones.
Se edificó por el aumento de las gestiones administrativas y la necesidad de locales municipales para albergar los abastos públicos. A lo largo de los años, ha sufrido intervenciones, como en 1813, cuando siendo hospital militar fue quemado por las tropas de Napoleón durante la Guerra de la Independencia, tal y como recuerda en su inscripción una placa de piedra sobre la puerta del consistorio.
El empedrado de la plaza, cuya utilidad pasa desapercibida a primera vista, se usaba para pruebas de arrastre de piedra por bueyes. Aunque hoy esta actividad se considere un deporte rural, antaño servía para evaluar la fortaleza del ganado, la fuerza de tiro esencial para el arado y la rentable carretería.
Frente al ayuntamiento se levanta una fuente construida en mármol de Ereño. Abastecía al vecindario cercano carente de agua corriente en la mayoría de sus viviendas.
Este templo, construido entre los siglos XVI y XVII, fue parcialmente destruido por un rayo en 1860. Por ello, la devoción a san Miguel está relacionada con la protección frente al fuego en general y los rayos en particular.
Los antiguos carboneros de Ispaster desarrollaron una curiosa técnica para elaborar el carbón vegetal y exportarlo a las ferrerías y fraguas de la zona. Lo empleaban en clavetería para los astilleros de la zona y en las fábricas de armas.